Chanthon Bun

Tras sobrevivir al trauma del genocidio camboyano, Bun fue condenado injustamente a 50 años en la prisión estatal de San Quintín por su papel de vigía durante un robo. Después de 23 años, Bun se reincorporó a la sociedad, pero aún se enfrenta a la amenaza de la deportación.

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Foto de SF Chronicle

Bun nació durante el genocidio camboyano y creció en un campo de refugiados tailandés.

La mayor parte de su infancia estuvo llena de luchas. Recuerda haber pasado hambre todo el tiempo y haber visto cómo los guardias herían a la gente cuando robaban comida para alimentar a su familia.

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Su familia emigró a Forth Worth, Texas, en la década de 1980. Al cabo de un año, se trasladaron de nuevo a Los Ángeles para reunirse con otros miembros de la familia.

En Los Ángeles, Bun y su familia se enfrentaron a la violencia por motivos raciales. Vio cómo los miembros de su familia eran robados y golpeados. En respuesta, su comunidad gravitó hacia los demás, y hacia el estilo de vida de las bandas, para protegerse.

Cuando Bun tenía 18 años, fue detenido por su papel de vigía durante un robo.

A pesar de ser su primer delito, se le impuso una condena injusta de 50 años.

Bun vio la injusticia del sistema jurídico penal y perdió la esperanza. 

Mientras Bun estaba en aislamiento, su abuelo falleció.

Ese momento le motivó a cambiar su vida. Cambió su mentalidad y pasó de sobrevivir en la cárcel a prosperar y hacer lo mejor que podía para superarse.

Durante este viaje, California aprobó la Ley de Menores, dando a personas como Bun una segunda oportunidad.

Finalmente, vio una luz al final del túnel.

El 8 de febrero de 2020, Bun compareció ante la junta de libertad condicional. Debido a su esfuerzo por mejorar su vida mientras estaba en prisión, le concedieron la libertad condicional.

Sin embargo, el ICE dijo que iba a detenerlo en cuanto saliera de la prisión y a iniciar los trámites de deportación a Camboya.

Días antes de su fecha de libertad condicional, Bun se contagió de COVID durante un brote en la prisión estatal de San Quentin, uno de los peores brotes de COVID en Estados Unidos.

Afortunadamente, fue liberado en su fecha de libertad condicional y recuperó su salud con la ayuda de su comunidad.

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Foto de SF Chronicle

Bun trabaja ahora con Advancing Justice - Asian Law Caucus (ALC) y el Center for Empowering Refugees and Immigrants (CERI) en el programa New Light, donde hace revisiones de bienestar con personas que han sido deportadas.


A pesar de haber construido una vida próspera y ser un miembro activo de la comunidad, sigue enfrentándose a la amenaza de la deportación cada día.

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